domingo, 6 de marzo de 2011

LA ÚCERA ALGO TAN INTRÍNSECAMENTE HUMANO.


La imagen que ilustra esta entrada está tomada de la siguiente dirección: gastrointestinalatlas.com. La idea que añadimos hoy nos ha surgido de la lectura de la novela "La úlcera" de Juan Antonio de Zunzunegui que finaliza de la siguiente manera "Y es que mientras el mundo sea mundo, serán vengativos, brutales, desagraddecidos, rencorosos y envidiosos los corazones de los hombres". La cuestión es abordar qué es lo que nos hace humanos. Y algo que siempre nos caracteriza es la doble cara de los actos y pensamientos humanos (como la doble cara de las monedas, el principal símbolo inventado por el hombre desde la revolución neolítica). Desde un punto de vista positivo podemos decir que el hombre se hace humano al fusionar el arte y la naturaleza. La vertiente negativa sería considerar la humanización como el proceso de maduración de dos ideas, la vanidad y la envidia.
Si la moneda es el símbolo del comercio, la úlcera es el mejor símbolo de la envidia.
En cualquier caso, no queremos ser pesimistas, la luz que entra hoy por las ventanas y el concierto con el que nos están regalando los pájaros en esta incipiente primavera y que llega a nuestros oidos como premio a vivir en el campo, nos ayudan a no serlo. Es nuestro deseo, eso sí, recomendaros dos libros que analizan la condición humana, uno el ya comentado anteriormente y otro "El corazón de la tinieblas" de Joseph Conrad. Son dos estupendos libros que nos permiten además alejarnos de los best-sellers actuales propios de la burbuja inmobiliaria y la vida insustancial y vacía del "gran hermano" y los mega centros comerciales.
Y hablando de literatura, esperemos que esta de un giro hacia el encuentro con la autenticidad perdida. Y conectando de nuevo con las monedas...la actual crisis económica debería de suponer, al menos, una revolución en nuestras conciencias, que abriera los ojos hacia nuestra forma de vivir, tan fálsamente fácil como pobre en riqueza existencial...aunque mucho nos tememos que como siempre solo unos pocos verán el faro.

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